Porta, día 3 | experienses



“No son buenos tiempos para los soñadores”, y cada día más, hago abuso de mi mejor evasión; rapear. Es lo que mejor sé hacer, es lo que necesito. Mis herramientas son sencillas: un bolígrafo y un papel, con ellas transcribo a una libreta lo que habita en mi cabeza, con una instrumental como acompañante. Los cascos, necesarios para completar una abstracción hasta el centro de mi mismo, me aíslan totalmente de esta realidad en la que habito, y dejan que mi concentración se unifique con el beat. El micro es mi arma; mi mejor ataque y mi mejor defensa, testigo y oyente de lo que crece en mí. De lo que soy: un Mc.

Empezar así el día me ayuda a desahogarme, a pillar con ganas lo que se me ponga por delante. Así que animado por las sensaciones que experimenté ayer, hoy me encaminado de nuevo por la ciudad. No sé cómo, he acabado sentado en el banco de un parque, justo al lado de una fuente herrumbrosa, que no había pasado desapercibida para el tiempo… “Óxido y pureza”, dos palabras que han relampagueado mi mente, con esa imagen. Qué antítesis; hoy la ciudad está gris, y más que nunca necesita verde. El verde de los parques, la risa del parvulario.

Me apetecía coger el metro, pues reitero que mi vida ‘pública’ y mi moto, me han alejado un poco del transporte público y, aunque era consciente de la subida de precios –sin mentar los recortes-, admito que me ha invadido una rabia desorbitante por el coste del billete sencillo, aquí en Barcelona. Tras unas cuantas paradas, he decidido bajarme en Plaza Catalunya, ¡y qué emblemática!, aunque no hay nada más representativo de esta preciosa ciudad, que las palomas que acompañan nuestras idas y venidas. Casi ya innatas al paisaje, hechas a la metrópoli y a sus habitantes, impávidas.

He decidido ir caminando hasta el barrio del Raval, conocido por su gran diversidad étnica y cultural, y he llegado hasta unas canchas cercanas; hoy vacías, pues ha estado lloviendo y parece ser que a pocos nos gusta sentir el agua caer sobre nuestras cabezas. He seguido caminando hasta dar con una fuente decorativa, en ella había agua estancada, y verdosa. No he podido evitar fotografiar mi silueta, quizás por ver matices en lo más inesperado. Como los he visto en una silueta hecha con plantilla en la calle paralela. Arte gráfico que enfoca el mismo concepto.

Quizás sea rebuscado, pero me gusta cavilar, darle sentido a distintos significados… Soy como un árbol, mis pensamientos se ramifican una y otra vez.










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