El rapero catalán generó una fiebre teen de jueves a la noche. Lo hizo mediante un show entretenido, que lo mostró en todas sus variantes.
Una cuadra de cola con adolescentes de ambos sexos de rigurosa remera de tour más gorras y llantas casi reglamentarias. Padres que dejan a sus críos para que gocen de un fenómeno que los deja muy afuera y un promotor que dice "hice la publicidad porque ya la tenía contratada, porque, en realidad, no hacía falta".
La Sala Astral de Alta Córdoba recibió el jueves a la noche al rapero catalán
Porta y la sensación de fenómeno en ascenso era de lo más palpable. Y sorprendente, porque por más que se tenga cierta noción del aspecto viral de una cultura que se ha adueñado de la música pop global (la del hip hop), nada hacía suponer que el público objeto de este concierto era de una franja etaria bajísima. Hablamos de niños de 10 a jóvenes que, poniéndole ganas, apenas llegaron a los 20. Y que les pidieron a sus padres los 220 pesos para poder ver a su ídolo en una noche soñada que, finalmente, resultó ser tal.
Porque el protagonista se expresó a pleno, mostrando un flow enérgico, preciso y muy claro, escudado en un buen sonido. Así de caprichosas son las cosas hoy: un rapero catalán ha sabido viralizarse en YouTube y tus hijos se aprenden las letras eternas y veloces al detalle, mientras vos mirás la tele del prime time. Sin reparar en el horario de protección al menor, Porta se hizo esperar. Pautado el show para las 21.30, recién salió a escena casi una hora después, tras un mini set de su dee jay de respaldo en el que se picoteó de todo un poco: vieja escuela, rap fulgurante, la comunión incandescente entre Jay Z y Kanye West.
Porta no afronta el espectáculo en soledad sino en compañía de dos MC's, un muchachote negro de fina estampa (elegante como Kanye, presentado como Chus) y una chica de larga cabellera de rojo furioso (aparente novia de Porta, que usa el alter ego HOlynaight y que recibió tres besos del catalán ante el clamor "pico, pico, pico..."). Armaron un tridente muy inteligente, cuyo vértice fue un Porta que se paseó por todos los aspectos de su arte, en ocasiones naif (hay baladas como
Palabras mudas y
Media vida, formateadas por el
Stan de Eminem; una condena para los maltratadores de animales en Animales racionales) y en otras tantas incorrecto (es el caso de
Zorra enchufada y
Las niñas de hoy son todas unas guarras, que dan "cosita" al observar cómo las rapean las chicas del público).
Los beats, en general, se oyeron moderados, como si quisieran priorizar el flow de Porta y sus laderos. Sólo explotaron a la hora de
Tras tus gafas de sol, tema con base "urbana" en el que Porta se carga a los raperos víctimas de la pose y criticones del pop. Teniendo en cuenta este precedente, hacia el final cayó en una contradicción: en
Reguetonto, es él mismo el que dispara contra el ritmo de moda. Mucho antes de eso, había sentando el concepto de
Reset, su nuevo disco: algo así como una añoranza de un pasado más inmaculado, o una batalla contra el paso del tiempo, idea que también se abonó con
El sindrome de Peter Pan. Fue en ese momento que avisó que faltaba una semana para su cumpleaños 20 y pico, lo que generó un espontáneo que los cumplas feliz por parte de la gente.
"Os agradezco vuestra presencia aquí, porque así, con este tipo de apoyo, he llegado a estar
En boca de tantos", dijo en la previa del tema homónimo, segundo en la lista, que resultó una buena bienvenida para lo que se avecinaba: un show pautado pero fresco y repleto de guiños inductivos. La demora inicial acercó el final hacia la medianoche, la hora límite marcada por padres que se veían satisfechos de haber contribuido a la felicidad de sus hijos, pero que seguían sin entender qué habían ido a ver.