Porta (Barcelona, 1988) empezó cantando con 16 años a “las niñas guarras de hoy en día”. Pero ni los medios de comunicación, ni la escena del rap en español, ni siquiera Lucía Etxebarría, le entendieron. “No soy machista, era una canción para denunciar que la juventud crece demasiado rápido”, dice el rapero barcelonés. Siguió con una de sus series favoritas, Dragonball. Pero, tampoco. “Hice el tema porque me gustaban los dibujos, y se vio como una canción friki o para niños”. Ahora, tras un parón de casi dos años desde su anterior trabajo, Trastorno bipolar (Universal), este fenómeno de las redes sociales (tiene cinco millones de amigos en Facebook y 200.000 seguidores en Twitter) dispara contra todo y todos en Reset (PIAS). “He vuelto a mi esencia, a lo que me define”, explica. “Siempre he sido un rapero atípico, he creado otro tipo de escuela, como tantas hay en el rap”.
Los 17 temas que llenan su estreno en un sello independiente podrían desplegarse en círculos concéntricos como en una diana de dardos. El problema es que tras una primera escucha, las bofetadas son tales que no se sabe muy bien si poner en el centro a la discográfica Universal, a parte de los raperos españoles, al sistema o los maltratadores de animales.
Por partes: “Del hip-hop en español se salvarán los que sigan fieles a lo que han sido siempre”, afirma Porta. Su definición de clasicismo se traduce en bombo, caja y rapeo natural. Nada de fusiones o rimas fáciles para contentar al público. “Tras tus gafas de sol es una metáfora”, dice del tema que ataca la estética de algunos MC. “He sido de los primeros que han dicho 'hasta aquí hemos llegado. Voy a hablar de lo que siento sin hipocresía”. ¿Pero este género no consistía en esto? “Hago un rap desvinculado del rap a nivel de letras, el resto dice lo que los demás quieren escuchar”. Y aún así, asegura tener amigos raperos: “Con casi todos los grandes hay respeto. Nach, Soma, Abraham, ZetaPU!, no son solo colegas, sino amigos”.
Segundo asalto. Porta salió de la multinacional Universal tras dos trabajos -el primero de ellos En boca de tantos, llegó a ser disco de oro-, miles de seguidores en Internet y una gira multitudinaria en América Latina –“reuní a más de 9.000 personas en el Luna Park de Buenos Aires”, recuerda-, con una carta de libertad tras la intervención de sus abogados. Ese papel es el que titula la rima que relata su “infierno” en el mercado discográfico a gran escala. “Mi productor Soma [fiel compañero de carrera] y yo llegamos a un acuerdo para grabar tres discos solo si a nivel artístico no me podían hacer nada”, relata.
Las cláusulas se fueron cumpliendo hasta que en el segundo álbum le “exigieron” una serie de colaboraciones. “Me presionaron para que trabajara con artistas pop y así aumentar las ventas, pero yo no estaba dispuesto”, continúa el rapero. “No es que desprecie otros géneros musicales, es que quiero ser fiel a mi estilo”. El final de la historia es Reset. Líricamente se coció en los hornos de Universal, pero las bases instrumentales, la grabación, la producción y finalmente la edición corrieron a cargo del bolsillo de Porta y de PIAS.
Si el golpe de realidad de lidiar con los entresijos del mercado musical con menos de 20 años puede resultar duro, llegó la tercera de sus batallas: sus letras y los rumores de plagio. Porta interpreta con su novia un tema de amor. Crítica el maltrato animal. Junta a sus colegas y le hace un par de guiños a los indignados y a “los de arriba que lo manipulan todo”. “Empezaron criticándome porque hacía canciones de amor, en el mundo del rap estaba muy mal visto, y ahora ya es normal, se acepta”. El resto de las dudas surgieron cuando en Youtube se colaron montajes comparando la base musical del rapero con canciones de otros artistas. Porta recurre en estos casos a su potente plataforma digital para contrarrestar los rumores.
“La parte buena de todas estas polémicas es que vivo de la música, la mala es que el mayor sector del público hip-hop me desprecia”, concluye. “Pero no hago música para gustarle a los raperos. Al que le guste mi música bienvenido, sea rapero, emo, bakala o pijo”
Nota Original
Los 17 temas que llenan su estreno en un sello independiente podrían desplegarse en círculos concéntricos como en una diana de dardos. El problema es que tras una primera escucha, las bofetadas son tales que no se sabe muy bien si poner en el centro a la discográfica Universal, a parte de los raperos españoles, al sistema o los maltratadores de animales.
Por partes: “Del hip-hop en español se salvarán los que sigan fieles a lo que han sido siempre”, afirma Porta. Su definición de clasicismo se traduce en bombo, caja y rapeo natural. Nada de fusiones o rimas fáciles para contentar al público. “Tras tus gafas de sol es una metáfora”, dice del tema que ataca la estética de algunos MC. “He sido de los primeros que han dicho 'hasta aquí hemos llegado. Voy a hablar de lo que siento sin hipocresía”. ¿Pero este género no consistía en esto? “Hago un rap desvinculado del rap a nivel de letras, el resto dice lo que los demás quieren escuchar”. Y aún así, asegura tener amigos raperos: “Con casi todos los grandes hay respeto. Nach, Soma, Abraham, ZetaPU!, no son solo colegas, sino amigos”.
Segundo asalto. Porta salió de la multinacional Universal tras dos trabajos -el primero de ellos En boca de tantos, llegó a ser disco de oro-, miles de seguidores en Internet y una gira multitudinaria en América Latina –“reuní a más de 9.000 personas en el Luna Park de Buenos Aires”, recuerda-, con una carta de libertad tras la intervención de sus abogados. Ese papel es el que titula la rima que relata su “infierno” en el mercado discográfico a gran escala. “Mi productor Soma [fiel compañero de carrera] y yo llegamos a un acuerdo para grabar tres discos solo si a nivel artístico no me podían hacer nada”, relata.
Las cláusulas se fueron cumpliendo hasta que en el segundo álbum le “exigieron” una serie de colaboraciones. “Me presionaron para que trabajara con artistas pop y así aumentar las ventas, pero yo no estaba dispuesto”, continúa el rapero. “No es que desprecie otros géneros musicales, es que quiero ser fiel a mi estilo”. El final de la historia es Reset. Líricamente se coció en los hornos de Universal, pero las bases instrumentales, la grabación, la producción y finalmente la edición corrieron a cargo del bolsillo de Porta y de PIAS.
Si el golpe de realidad de lidiar con los entresijos del mercado musical con menos de 20 años puede resultar duro, llegó la tercera de sus batallas: sus letras y los rumores de plagio. Porta interpreta con su novia un tema de amor. Crítica el maltrato animal. Junta a sus colegas y le hace un par de guiños a los indignados y a “los de arriba que lo manipulan todo”. “Empezaron criticándome porque hacía canciones de amor, en el mundo del rap estaba muy mal visto, y ahora ya es normal, se acepta”. El resto de las dudas surgieron cuando en Youtube se colaron montajes comparando la base musical del rapero con canciones de otros artistas. Porta recurre en estos casos a su potente plataforma digital para contrarrestar los rumores.
“La parte buena de todas estas polémicas es que vivo de la música, la mala es que el mayor sector del público hip-hop me desprecia”, concluye. “Pero no hago música para gustarle a los raperos. Al que le guste mi música bienvenido, sea rapero, emo, bakala o pijo”