Porta, Día 1 | experienses

Lo cierto es que hoy no ha sido un día muy diferente a los demás: he salido de casa de buena mañana, pues me gusta aprovechar el día. Suelo ser una persona bastante observadora, aunque admito que hoy he puesto más atención que de costumbre, a los elementos que nos rodean. Un enfoque, un prisma distinto. Pasando por delante del ferrocarril, me ha venido a la cabeza que éste siempre sigue un camino, como todos intentamos hacer en nuestra vida, “presos” quizás, de unas vías marcadas. Unos raíles corrientes
Esto me llevó a otras conclusiones, nuestras vidas están encaminadas y a la vez siento que pautadas por la sociedad. Sin ir más lejos, estamos rodeados de señales que dicen lo que debemos hacer; “STOP” párate, “Semáforo en verde” puedes pasar,… es casi una inercia la que nos hace andar. Curioso, porque mientras caminaba por la calle, he topado con una señal, y encima de ésta un espejo retrovisor y me ha venido una frase a la cabeza: “Camina hacia delante, sin mirar atrás”
Y es que la ciudad me habla, y el gusto es saber que puedo liberarme de los raíles que me atrapan; que puedo darle el significado que quiero, a algo que en cuestión, ya tiene uno establecido.

Caminando por el barrio, he llegado a una casa que, hasta hace poco, estaba okupada.

Hasta hace poco, había personas habitando una casa que han preferido derruir, porque claro, debe ser mejor que haya gente en la calle y casas vacías, que gente que no paga. Es frustrante e indignante, ¿hasta qué punto hemos llegado? ¿Dónde ha quedado nuestra humanidad? ¿Quién es capaz de permitir que haya personas durmiendo a la intemperie, cuando hay miles de casas vacías? No me lo explico.

Más tarde he quedado con unos amigos en el “El Casal”, un parque al que íbamos cuando éramos pequeños, y aún a día de hoy seguimos frecuentando, aunque no de manera tan asidua. Patinábamos en Skate, en Snake, jugábamos a basquet, a fútbol, hacía Break dance, e incluso me animé a hacer algún graffiti.

Hemos hablado sobre los viejos tiempos; esa canasta que nos ha visto crecer.


Realmente lo piensas, y qué rápido pasa el tiempo, tanto que incluso desgasta


Para acabar el día, he cogido la moto y me he acercado a Lebuqe Studios; lugar donde suelo grabar mis canciones. Es ahí donde consigo desahogarme totalmente, y exteriorizar lo que  llevo dentro XD.



De esa forma quedo en paz y en calma conmigo mismo.


Después de todo he acabado en el mirador del Tibidabo, admirando mi ciudad.

¿Cuántas historias quedan por contar? Cuántas historias alberga “La ciudad maravilla”.

Deja tu comentario xD -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

1 comentario:

Dejen sus comentarios ^^